"Esta tragedia tiene que ver con la política, las ideologías, los
intereses económicos, la corrupción"
(Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger).- La realidad nos puede: dicen que
desde 1990 hasta hoy se han ahogado en el Mediterráneo 17.597 emigrantes. "Calle
de agua", llamaron a este mar quienes vieron en él un camino para el
encuentro entre pueblos de África y Europa.
"Mar de desaparecidos", lo ha rebautizado mi hija Helena: mar de
balsas neumáticas sobrecargadas de hombres, mujeres y niños, que salen hacia un
destino de muerte desde una "tierra de desesperados".
En ‘mar de desechos' lo ha transformado la soberbia con que los señores
tratamos todo lo que no nos sirve.
Los muertos duelen, pero después de todo, perdóneseme la ironía, descansan
en paz. A este otro lado de la muerte, en "calles de agua y de
arena", se mueven a miles los que van hacia el mismo destino de los
ya enterrados, y que son, mientras no se abra para ellos una sepultura, carne
de explotación, vejaciones, hambre y enfermedades, huéspedes de un infierno que
todos fingimos no ver aunque está a la vista de todos.
Esta tragedia tiene que ver con la política, las ideologías, los intereses
económicos, la corrupción, la forma de vida que nos hemos dado o que hemos
aceptado, la religión que profesamos, la conciencia que nos hemos formado. Todo
tiene que ver conmigo. Todo tiene que ver con todos.
La realidad me puede. Pero no me preguntes de qué es tiempo en este tiempo
nuestro. Unos dirán que de botellón, otros que de revolución, de basta ya, de
democracia real ya. A este lado de la muerte ya sólo me queda
confiar en palabras y hechos nacidos del amor.
A este lado de la muerte sólo me parecen creíbles y eficaces los santos.
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