DÍA 18 – Juntos... estamos llamados a ser santos
Éxodo 19, 3-8
Seréis para mí un reino de sacerdotes, una nación
consagrada
Salmo 95, 1-7
Nosotros el pueblo que apacienta, el rebaño que él
guía
1 Pedro 2, 9-10
Los que antes erais ‘no pueblo’, sois ahora pueblo de
Dios
Mateo 12, 46-50
Todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre
Tres puntos para la reflexión
Juntos,
quienes invocamos el nombre del Señor estamos llamados a ser santos,
“consagrados por Cristo Jesús” (1 Co 1, 2). En el Libro del Éxodo, esta
asamblea del pueblo de Dios se describe como una preciada posesión, un reino de
sacerdotes y una nación consagrada.
En
1Pedro se entiende nuestra pertenencia a la comunión de los santos como
resultado de que Dios nos llama juntos a ser raza elegida, sacerdocio real,
pueblo de su posesión. Junto a esta llamada está también el deber compartido de
“proclamar las grandezas de quien nos llamó de las tinieblas a su luz
maravillosa”.
En
Mateo descubrimos que, como comunión de los santos, nuestra unidad en Jesús se
debe extender más allá de nuestra familia, de nuestro clan o de nuestra clase,
al rezar juntos por la unidad y buscar hacer la voluntad de Dios.
Preguntas
¿Qué
significa para ti o para la tradición de tu Iglesia el término “comunión de los
santos”?
¿En qué modo nuestra llamada a ser una "nación consagrada" nos obliga a ir más allá de nuestro contexto cristiano más próximo?
¿En qué modo nuestra llamada a ser una "nación consagrada" nos obliga a ir más allá de nuestro contexto cristiano más próximo?
Oración
Dios
misericordioso, unidos a todos los que invocan el nombre del Señor, en nuestra
desunión oímos tu llamada a ser santos. Sin embargo, has hecho de nosotros una
raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada. Por el poder de tu
Espíritu Santo, reúnenos en la comunión de los santos y fortalécenos para hacer
tu voluntad y proclamar las grandezas de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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