28 luglio 2012

Clamor mundial por la liberación de Asia Bibi

Lahore (Pakistán): Vuelve a llamar la atención del mundo la ominosa y trágica situación de Asia Bibi, una mujer católica acusada injusta y malévolamente bajo la ley pakistaní de blasfemia, que espera desde hace tres años el resultado de una apelación que pueda salvarla de la condena de muerte. 
Ante la decisión del presidente Asif Ali Zaradri de no conceder el indulto por clemencia, diversos grupos en países de Occidente alertaron sobre su situación e iniciaron campañas mediáticas por su liberación. Sin embargo, la Iglesia en Pakistán se ve obligada a manejar la cuestión con mucha prudencia.
"Queremos que el mundo no sólo escuche su historia, sino que haga algo", afirmó Cherrie Anderson, cantante del grupo Ooberfuse, que se presentó durante la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid y ahora compuso una canción sobre la valiente católica condenada a muerte. La canción se denomina "Free Asia Bibi" (Liberen a Asia Bibi) y el dinero que se recaude será destinado al sostenimiento de la familia de Bibi. El video musical de la pieza recrea las duras condiciones de prisión en la que Asia Bibi está detenida, según informa la agencia Gaudium Press.
"Cuando nos invitaron a unirnos a este proyecto, sabíamos muy poco de la vida y significado de Asia Bibi", declaró Hal St. John, miembro del grupo, en una entrevista con el National Catholic Register. "Comenzamos a leer los informes periodísticos sobre su juicio y su condena a muerte".
Asia Bibi fue insultada tras beber de una fuente de agua, que supuestamente habría quedado impura por ser ella de religión cristiana. Como no quiso renegar de su fe, los presentes la acusaron de blasfemia ante las autoridades, que sin necesidad de prueba alguna la detuvieron, la encerraron en la cárcel y la condenaron a muerte, según la ley musulmana Sharia. 
Otros grupos musicales compusieron también canciones pidiendo la libertad de Asia Bibi y las cantaron frente a la embajada de Pakistán en Londres, en conmemoración de los tres años de prisión de la mujer y madre de cinco hijos. 
Mientras en el Reino Unido se levantan voces en favor de la liberación, la Iglesia en Pakistán debe emplear una estrategia muy distinta. "Entendemos la preocupación que subyace tras las campañas internacionales. Pero la vida de esta mujer es muy importante para nosotros, y no haremos nada que ponga en peligro su vida", afirmó el padre Emmanuel Yousaf Mani, director de la Comisión Nacional de Justicia y la Paz de la Conferencia de Obispos de Pakistán. "Debemos esperar en silencio que la Corte escuche su apelación". 
La estrategia de la Iglesia se basa en cruentos antecedentes. Quienes presionaron un indulto en favor de Bibi terminaron asesinados por extremistas islamistas, y una absolución en medio de un clima de opinión agitado no necesariamente salvaría la vida de Asia Bibi y su familia. 
El primero en perder la vida, en enero de 2011, fue el gobernador Salman Taseer, musulmán, quien intentó defenderla y fue asesinado por un miembro de su propia escolta, quien proclamó con orgullo que había cometido el crimen porque el político había calificado la ley anti blasfemia como "una ley negra". 
Menos de un mes después, un atentado realizado por sicarios puso fin a la vida de Shabaz Bhatti, Ministro para los Asuntos de las Minorías, y único católico en el gobierno de Pakistán, quien hizo un pedido formal de clemencia. Bhatti es considerado mártir por la Iglesia en Pakistán. 
Anne-Isabelle Tollet, periodista y autora del libro "Sáquenme de Aquí", que narra el drama personal de Asia Bibi, denunció que todos los miembros de su familia "están bajo la amenaza de muerte y viven escondidos, mudándose frecuentemente e incapaces de salir a trabajar. Los niños extrañan mucho a su madre y dejaron de ir a la escuela por seguridad. El menor sólo tiene nueve años".
Asia Bibi es mantenida aislada y bajo vigilancia constante para evitar que otros reclusos o carceleros atenten contra su vida. Un líder religioso islámico de Peshawar ofreció una recompensa de cinco mil euros para quien cometa su asesinato y la presión social en contra de la mujer convertiría al criminal en una especie de héroe. 
La situación ya había sido relatada en un escrito de la propia víctima: "Después de las informaciones aparecidas en los periódicos, diez millones de pakistaníes están listos para matarme con sus propias manos".

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