Todo se está viniendo abajo. Vivimos los tiempos terroríficos y fascinantes
de un cambio de época en la humanidad; así lo decía, hace más de un año, en la
Universidad Francisco de Victoria, Monseñor Fisichella, presidente del
Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización: “nos
encontramos no ante un cambio de cultura… sino en un verdadero cambio epocal”. Ya
hace unos años E. Morin, el promotor de un nuevo paradigma científico y
epistemológico llamado “pensamiento complejo”, decía que estábamos viviendo en
un Titanic cultural y social, sin rumbo y rodeados de icebergs. Ahora parece
que estamos viviendo el hundimiento de ese Titanic.
Hay una sensación generalizada de decadencia del modelo vigente y
de anhelo de algo nuevo. Por todas partes, se habla de la necesidad de un nuevo
paradigma diferente y más integrador que el actual. Marx, Nietzsche y
Freud, ven confirmados (con todas correcciones necesarias) sus análisis
críticos de la civilización actual: Una civilización con un fuerte componente
de represión, odio a la vida y al ser humano, explotación e injusticia.
Desde los ámbitos laicos más lúcidos se habla de la necesidad de salir de
un modelo de civilización que ya lleva unos seis mil años de vigencia, la
civilización patriarcal, una civilización basada en el control racionalista, la
dominación de unos sobre otros, la guerra, la tecnocracia, la idolatría económica,
el desprecio al cuerpo y las emociones, la represión de la mística, el
sometimiento de la mujer y la agresión a los niños mediante una educación
autoritaria, la explotación de la naturaleza, el individualismo extremo…
En el mundo eclesial tampoco se ve que el actual modelo tenga mucha
vitalidad, al contrario, los “lineamenta” del próximo sínodo de los
obispos dedicado a la Nueva Evangelización señalan “el clima cultural y la
situación de cansancio en la que se encuentran varias comunidades cristianas”.
Nuestro mundo se está muriendo y algo nuevo debe nacer, si bien no estemos
muy seguros cual debería ser el camino y la dirección a seguir para que lo
nuevo nazca.
Nessun commento:
Posta un commento