“Los dramas del Estrecho reclaman
más medidas orgánicas y multilaterales eficaces”
"El hambre no conoce
fronteras", apunta la Comisión Episcopal de Migraciones
(Jesús Bastante).- "En un
mundo, convertido en "aldea global", en que llevamos a gala
considerarnos "ciudadanos del mundo" y en el que encuentran todas las
facilidades de circulación, los mercados y el dinero, parece que sólo hubiera
fronteras para los emigrantes". La Conferencia Episcopal ha hecho púbico
su mensaje con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y el
Refugiado, en el que denuncian que las actuales políticas de recortes
pueden convertir a los inmigrantes en "las primeras víctimas de la
crisis".
El texto, bajo el título
"Migraciones: peregrinación de fe y esperanza", arranca con la
intención de "ofrecer nuestra palabra de aliento y esperanza a los
inmigrantes". Aunque la nota reconoce "el derecho de los Estados a
regular los flujos migratorios y a adoptar medidas políticas dictadas por el
bien común, garantizando el respeto de la dignidad de toda persona",
constata como imprescindible "seguir abogando por la implicación de la
comunidad internacional en el desarrollo de los pueblos más pobres, a fin de
que en sus habitantes pueda hacerse real también el derecho a no emigrar
proclamado tanto por el Beato Juan Pablo II como por Bendicto XVI. Las
migraciones son en su mayoría, como dice el Papa, "el resultado de la
precariedad económica, de la falta de bienes básicos, de desastre naturales, de
guerras y desordenes sociales". El hambre no conoce fronteras".
Sí hay fronteras en el mal llamado
mundo rico. "El emigrante con frecuencia sólo encuentra las vallas por
delante, el desierto a sus espaldas o la arriesgada travesía con el mar bajo
sus pies. No deja de dolernos por repetida la tragedia de tantos emigrantes que
han dejado y siguen dejando su vida en el mar", constatan los obispos, que
denuncian "el abuso de las mafias que explotan y trafican con las
necesidades de los emigrante", al tiempo que "abogamos por medidas
generosas a la hora de regular los flujos migratorios (...). Los dramas del
Estrecho reclaman más medidas orgánicas y multilaterales eficaces".
Centrando el escenario en España,
y teniendo en cuenta la "grave crisis económica y moral", el
Episcopado apunta la frágil situación de la población emigrante. "Los
inmigrantes, sin ser causantes de la crisis, son, como decíamos los obispos
españoles hace dos años, las primeras víctimas de la misma".
Y ponene algunos ejemplos: "El paro, que afecta a millones de
trabajadores autóctonos, y los recortes sociales en algunas áreas de atención
pública pueden resultar desfavorables para la integración de los extranjeros. Aunque
hasta ahora no ha habido episodios xenófobos de especial gravedad, no han
faltado conatos en algunos de culpar a los inmigrantes de la situación".
Ante esta situación, los obispos
"hemos levantado nuestra voz ante determinadas medidas que afectaban a
algunos inmigrantes y que podian dejar desprotegido su derecho a la salud, que
por ser un derecho universal ha de ser accesible a todas las personas. Hemos
abogado por medidas alternativas en lo referente a los Centros de Internamiento
y mientras tanto, que se facilitara la atención social y religiosa en los
mismos. Y, conscientes de la importancia de la familia para la integración,
hemos pedido que se favorezca la reagrupación familiar".
Al tiempo, sugieren cuatro líneas de actuación. Son éstas:
1.- En estos tiempos de crisis
prolongada donde la solidaridad debe ser reforzada, ("Caritas in veritate,
43), queremos seguir trabajando en la defensa de los derechos de las personas
migrantes, en la promoción de una cultura hospitalaria, de la integracion y la
inclusión, que facilite a las personas su in-corporación con todos sus
derechos, de la comunión, superando el simple asistencialismo, y allí donde sea
posible o necesario, denunciar y trabajar por evitar las causas de los
desplazamientos forzados.
2.- Asombra, a pesar de la escasez de medios y recursos, la multitud de
iniciativas eclesiales, algunas admirables, que se realizan en nuestra Iglesia
en favor de los inmigrantes. Sigamos con la formación y promoviendo el
trabajo en redes que permiten compartir lo que se hace, enriquecernos
mutuamente con las inicitivas de los otros, ser más eficaces. No estaría de más que se recuperara la colecta que
antes se hacia con motivo de la Jornada, para potenciar la atención y la accion
pastoral en favor de los inmigrantes.
3.- Vemos que son muchas las
dificultades que afectan a los inmigrantes: el desvalimiento, el desarraigo, el
desamparo, la explotación, en que con frecuencia se encuentran, el problema de
hacer frente a sus deudas sin tener que verse en la calle etc. Todo ello "ofrece a la Iglesia la oportunidad
y reclama de ella la obligación de ejercer de Buen samaritano que cure sus
heridas, les ayude a levantarse y a recobrar la conciencia de su dignidad,
camine con ellos, les proporcione hogar y nueva patria y les preste algo de su
propia vida y riqueza". Sería un signo de esperanza para las personas
afectadas. Con ocasión de esta Jornada renovamos nuestra petición "a las
autoridades para que los costes de la crisis no recaigan sobre los inmigrantes,
arbitrando más bien las medidas necesarias para que reciban las ayudas sociales
oportunas".
4.-Juntamente con la solidaridad,
el Santo Padre nos recuerda la respuesta diferenciada que la Iglesia, por la
misión confiada por el mismo Cristo, está llamada a prestar: "La especial
atención y cuidado de la dimension religiosa, su tarea más importante y
especifica". Los emigrantes no son sólo destinatarios de la acción social,
sino tambien de la misión evangelizadora de la Diócesis y de sus parroquias e
instituciones.
Éste es el texto íntegro del
mensaje episcopal:
MIGRACIONES: PEREGRINACIÓN DE FE
Y ESPERANZA
MENSAJE DE LOS OBISPOS DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE MIGRACIONES CON MOTIVO
DE LA JORNADA MUNDIAL DEL EMIGRANTE Y EL REFUGIADO
INTRODUCCION
Queridos hermanos:
"Migraciones: peregrinación de fe y esperanza " es el lema del
Mensaje de Benedicto XVI para la próxima Jornada Muncial del Emigrante y del
Refugiado. Siguiendo este surco abierto por el Santo Padre, los obispos
de la Comisión episcopal de Migraciones ofrecemos nuestra palabra de aliento y
de esperanza a los inmigrantes, a los miembros de nuestras comunidades
cristianas y cuantos quieran hacerse eco de la misma.
Ya en su Encíclica Caritas in veritate se refería el Papa a los millones de
hombres y mujeres que viven la experiencia de la migración como "un
fenómeno que impresiona por sus grandes dimensiones, por los problemas
sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscita, y por los
dramáticos desafíos que plantea a la comunidades nacionales y a la comunidad
internacional (n.62).
A estos hermanos quiere acercarse nuestra Iglesia, que mediante el anuncio,
la celebración y la actuación en la caridad tiende a promover el desarrollo
integral del hombre (cf. Ib.11). Lo hacemos a los 60 años de la promulgación de
la Constitución Exul familia (La familia emigrante), comprometidos en la
celebración del "Año de la fe", acogiendo con todo empeño el desafío
de la nueva evangelización. "La Iglesia avanza juntamente con toda la
humanidad" (G.S.40), haciendo suyos los gozos y esperanzas,las tristezas y
angustias de los hombres, especialmente de los pobres y de cuantos sufren
(cf.Ib. 1).
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