David
Samaniego Torres
El 24 de noviembre
del 2012, la ciudad de Macas, capital de Morona Santiago, será sede de un
acontecimiento en el que participarán altas autoridades de la iglesia católica
y de la congregación de Hijas de María Auxiliadora que vendrán desde Roma;
entre ellas: el cardenal Angelo Amato, salesiano, Prefecto de la Congregación
para los Santos, quien presidirá la ceremonia
como delegado del Papa Benedicto XVI; estarán presentes además autoridades de las
salesianas y salesianos de Latinoamérica y del Ecuador, en especial.
El 24 del mes
entrante, en ceremonia, contadas veces realizada en Ecuador, Sor María
Troncatti, Hija de María Auxiliadora,
misionera ‘a tiempo completo’ en el Oriente ecuatoriano, será proclamada
BEATA, paso obligado en el camino hacia ser declarada SANTA. Macas, Sucúa y Méndez deben lo que hoy
son a la presencia salesiana. Misioneras y misioneros cobijados por el manto de María Auxiliadora y por la
filosofía educativa de San Juan Bosco pusieron las bases para la formación de
los primeros y sucesivos colonos de estas tierras sin descuidar la educación
del pueblo shuar. María Troncatti nació en Brescia (Italia) en 1883; en 1922 partió para las Misiones del Oriente
ecuatoriano; desde ese año, por libre renuncia, jamás regresó a su patria; un
accidente aéreo, a pocas cuadras del Hospital por ella fundado, en Sucúa, le
quitó la vida (25 de agosto de 1969). El sepelio reunió a colonos y al pueblo
shuar; allí quedaron vivos, no muertos, 86 años de existencia y 65 de
consagración a Dios. El 10 de mayo de 2012 Benedicto XVI aprobó “el milagro
atribuido a la intercesión de la venerable Sierva de Dios María Troncatti”. En el reverso de una fotografía de la Beata
se lee la siguiente oración: “Padre que has encendido en el corazón de Sor
María Troncatti la caridad activa, dispuesta a gastarse sin reservas por el
bien de cada persona, concédenos las gracias que te pedimos por su intercesión.
Haznos capaces de imitar su fe y su ardiente amor a Ti y al prójimo”.
Sor María estudió
enfermería en Italia y prestó sus servicios durante la guerra. Ya en el Oriente
usa sus manos para sanar heridas, para cirugías menores, en una época donde los
médicos escaseaban y se desconocían ciertas técnicas y dolencias. Con su bondad
y sus conocimientos evitó guerras entre los shuar y los colonos sanando a heridos, consecuencia de riñas
frecuentes entre ellos. Si sus manos fueron dóciles instrumentos de Dios, su optimismo
fue medicina para sus almas; ella no era de temperamento fuerte y bravío, lo
contrario; conquistó a muchos con la serenidad, la mansedumbre, la dulzura.
Chunchi, El Pan,
Méndez, Sucúa, Macas, Sevilla Don Bosco y Guayaquil recuerdan a la mujer sabia
y santa, a la enfermera docta y solícita, a la consejera, a la persona
consagrada al bienestar de los demás. Bienvenida a la nueva BEATA. (A Macas se puede entrar por el Puyo, por
Riobamba o por Cuenca).
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