En la tarde del 22 de abril de 2021 en la casa “S.
María D. Mazzarello” de Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina) el Señor
llamó a celebrar la alegría de su Pascua eterna en la Casa del Padre a nuestra
querida Sor Lucía María DUMRAUF.
Nació en
Pedro Luro (Provincia de Buenos Aires, Argentina), el 14 de agosto de 1960
Profesó en Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires, Argentina) el 24 de enero de 1981
Perteneciente a la Inspectoría “San Francisco Javier”, Bahía Blanca, Argentina
Profesó en Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires, Argentina) el 24 de enero de 1981
Perteneciente a la Inspectoría “San Francisco Javier”, Bahía Blanca, Argentina
Lucía y sus cuatro
hermanos varones crecieron en una familia de profunda vida de fe, humilde,
honesta, capaz de sobrellevar con
notable fortaleza y paciencia, situaciones de mucho dolor. Su papá Honorio y su
mamá Catalina Dumrauf formaron un hogar rico de cariño, de viva confianza
filial en María Auxiliadora, de incansable trabajo; hacia ellos Lucía conservó
y manifestó siempre entrañable afecto y cercanía.
Desde su Postulantado,
Lucía expresó con alegría haber “descubierto el amor de Dios”, y por esto
decidió “entregarse totalmente, sin reserva alguna, para realizar la voluntad
divina”. Preparándose a una renovación de sus votos escribió: “cuánto nos ama el
Señor”, “me brota el deseo inmenso de entregar mi vida en totalidad a Él, de darle
todo lo que soy, con mis riquezas y mis límites... potenciando mi amor a Él,
haciéndolo concreto en el servicio y amor a los hermanos y en la entrega sin
reserva a los jóvenes que me confíe”.
Inició su Aspirantado
el 8 de marzo de 1974. Mientras completaba sus estudios secundarios, se
preparaba para iniciar su Postulantado el 26 de marzo de 1978 en Bahía Blanca.
Vivió su experiencia de Noviciado en Funes-Santa Fe (ARO). Celebró su primera
Profesión Religiosa en el Santuario de M. Auxiliadora de Fortín Mercedes el 24
de enero 1981. Durante sus tres primeros años de vida consagrada, como ella
dice, “experimenta el amor del Señor” y “siente en la entrega a la comunidad y
a los jóvenes que el Señor le confía, un continuo requerimiento a amar más y a
entregarse cada día más” como catequista en la escuela Secundaria, asistente de
un grupo de alumnas y estudiante, obteniendo el título de Profesora para la
Enseñanza Primaria.
Transcurrió un año de
Juniorado en Bernal-Buenos Aires (ABA), y desde 1984 a 1987, en el Colegio
María Auxiliadora de Carmen de Patagones, se donó con dedicación y generosidad como
maestra, asistente, catequista, animadora de un grupo juvenil y responsable de
la catequesis en un barrio. Después de un año en General Roca, regresó a Bahía
Blanca dando lo mejor de sí como docente y catequista en la escuela secundaria,
asesora de un Grupo Misionero, miembro del Equipo Inspectorial del MJS y de la
Junta Arquidiocesana de Religiosas, mientras frecuentaba el Instituto Juan
XXIII, obteniendo los títulos de Profesora de Religión con orientación en
Pastoral Juvenil y Profesora de
Filosofía.
Desde 1994 a 1999
en Carmen de Patagones se desempeñó como Directora pedagógica de la escuela
Secundaria, Asesora del MJS y miembro del Equipo de Pastoral Inspectorial. En
General Roca, después de un año de Directora pedagógica de la Escuela
Secundaria, desde el 2000 al 2005 también asumió la responsabilidad de
Animadora de la comunidad y miembro del Consejo Inspectorial. En el 2006 desde
Fortín Mercedes, asumió la Coordinación del Equipo Inspectorial de Formación y
la responsabilidad inspectorial del PEM (Proyecto de Espiritualidad Misionera),
que continuó al año siguiente desde Rawson y luego desde Bahía Blanca hasta el
2019, con ardiente pasión misionera, amor al Instituto, memoria agradecida de
los orígenes y de la historia de nuestras comunidades.
Mientras se donaba
y compartía la riqueza de su reflexión, de su interioridad y experiencia
personal y carismática, comenzó a vivir las primeras manifestaciones y tratamientos
de su enfermedad oncológica que sobrellevó por alrededor de 15 años, manteniendo
constantemente su gran amor por la vida, la atención a las cosas simples de
cada día, la alegría de cada encuentro de amistad y de fraternidad”. Cuando su
enfermedad se agravó y, en enero de este año, debió quedarse en la Enfermería
de la Comunidad Madre Mazzarello de Bahía Blanca, sufrió una fuerte
contrariedad interior, pero lentamente se entregó con paz al Amor del Señor, y a
través de sus mensajes y escritos, siguió contemplando y celebrando agradecida
la belleza de la vida y de la creación, la belleza de las flores y del mar, la
belleza de la presencia viva del Señor.
Antes de lo
previsto, en pocos días, se agravó y el Señor la llevó serenamente a gozar la
contemplación de la belleza infinita de su Rosto y de su Amor. Gracias querida Hna.
Lucia, “por tu vida entregada con tanto amor y ternura, por los momentos
compartidos en los cuales nos regalaste tu escucha, tu ternura, tu
interioridad, tu fraternidad, tu bondad. Gracias por tu fe inquebrantable, tu
entrega incondicional, tu paciencia en los procesos personales, tu esperanza,
tu confianza”. “Gracias por tu amor a los jóvenes con quienes fuiste tejiendo
la vida: abrías tu corazón en los encuentros personales, te dejabas tocar e involucrar
en sus historias, acompañabas haciéndoles sentir a través de tu amor el amor
del Señor”. Continúa desde el cielo acompañándonos a todos, a tu querido papá y
hermanos, a tus Hermanas FMA, a los jóvenes y a cuantos compartieron contigo la
vida, los trabajos, las inquietudes, las dificultades de cada día. Regálanos tu
confianza y amor incondicional, tu abandono en las manos del Padre.
La Inspectora
Sor Marta L. Riccioli
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