26 aprile 2021

Sor Lucía María DUMRAUF

Muy queridas Hermanas:
En la tarde del 22 de abril de 2021 en la casa “S. María D. Mazzarellode Bahía Blanca (Buenos Aires, Argentina) el Señor llamó a celebrar la alegría de su Pascua eterna en la Casa del Padre a nuestra querida Sor Lucía María DUMRAUF.

Nació en Pedro Luro (Provincia de Buenos Aires, Argentina), el 14 de agosto de 1960
Profesó en Bahía Blanca (Provincia de Buenos Aires, Argentina) el 24 de enero de 1981
Perteneciente a la Inspectoría “San Francisco Javier”, Bahía Blanca, Argentina

Lucía y sus cuatro hermanos varones crecieron en una familia de profunda vida de fe, humilde, honesta, capaz de sobrellevar con notable fortaleza y paciencia, situaciones de mucho dolor. Su papá Honorio y su mamá Catalina Dumrauf formaron un hogar rico de cariño, de viva confianza filial en María Auxiliadora, de incansable trabajo; hacia ellos Lucía conservó y manifestó siempre entrañable afecto y cercanía. 

Desde su Postulantado, Lucía expresó con alegría haber “descubierto el amor de Dios”, y por esto decidió “entregarse totalmente, sin reserva alguna, para realizar la voluntad divina”. Preparándose a una renovación de sus votos escribió: “cuánto nos ama el Señor”, “me brota el deseo inmenso de entregar mi vida en totalidad a Él, de darle todo lo que soy, con mis riquezas y mis límites... potenciando mi amor a Él, haciéndolo concreto en el servicio y amor a los hermanos y en la entrega sin reserva a los jóvenes que me confíe”.

Inició su Aspirantado el 8 de marzo de 1974. Mientras completaba sus estudios secundarios, se preparaba para iniciar su Postulantado el 26 de marzo de 1978 en Bahía Blanca. Vivió su experiencia de Noviciado en Funes-Santa Fe (ARO). Celebró su primera Profesión Religiosa en el Santuario de M. Auxiliadora de Fortín Mercedes el 24 de enero 1981. Durante sus tres primeros años de vida consagrada, como ella dice, “experimenta el amor del Señor” y “siente en la entrega a la comunidad y a los jóvenes que el Señor le confía, un continuo requerimiento a amar más y a entregarse cada día más” como catequista en la escuela Secundaria, asistente de un grupo de alumnas y estudiante, obteniendo el título de Profesora para la Enseñanza Primaria.

Transcurrió un año de Juniorado en Bernal-Buenos Aires (ABA), y desde 1984 a 1987, en el Colegio María Auxiliadora de Carmen de Patagones, se donó con dedicación y generosidad como maestra, asistente, catequista, animadora de un grupo juvenil y responsable de la catequesis en un barrio. Después de un año en General Roca, regresó a Bahía Blanca dando lo mejor de sí como docente y catequista en la escuela secundaria, asesora de un Grupo Misionero, miembro del Equipo Inspectorial del MJS y de la Junta Arquidiocesana de Religiosas, mientras frecuentaba el Instituto Juan XXIII, obteniendo los títulos de Profesora de Religión con orientación en Pastoral Juvenil  y Profesora de Filosofía.

Desde 1994 a 1999 en Carmen de Patagones se desempeñó como Directora pedagógica de la escuela Secundaria, Asesora del MJS y miembro del Equipo de Pastoral Inspectorial. En General Roca, después de un año de Directora pedagógica de la Escuela Secundaria, desde el 2000 al 2005 también asumió la responsabilidad de Animadora de la comunidad y miembro del Consejo Inspectorial. En el 2006 desde Fortín Mercedes, asumió la Coordinación del Equipo Inspectorial de Formación y la responsabilidad inspectorial del PEM (Proyecto de Espiritualidad Misionera), que continuó al año siguiente desde Rawson y luego desde Bahía Blanca hasta el 2019, con ardiente pasión misionera, amor al Instituto, memoria agradecida de los orígenes y de la historia de nuestras comunidades.

Mientras se donaba y compartía la riqueza de su reflexión, de su interioridad y experiencia personal y carismática, comenzó a vivir las primeras manifestaciones y tratamientos de su enfermedad oncológica que sobrellevó por alrededor de 15 años, manteniendo constantemente su gran amor por la vida, la atención a las cosas simples de cada día, la alegría de cada encuentro de amistad y de fraternidad”. Cuando su enfermedad se agravó y, en enero de este año, debió quedarse en la Enfermería de la Comunidad Madre Mazzarello de Bahía Blanca, sufrió una fuerte contrariedad interior, pero lentamente se entregó con paz al Amor del Señor, y a través de sus mensajes y escritos, siguió contemplando y celebrando agradecida la belleza de la vida y de la creación, la belleza de las flores y del mar, la belleza de la presencia viva del Señor.

Antes de lo previsto, en pocos días, se agravó y el Señor la llevó serenamente a gozar la contemplación de la belleza infinita de su Rosto y de su Amor. Gracias querida Hna. Lucia, “por tu vida entregada con tanto amor y ternura, por los momentos compartidos en los cuales nos regalaste tu escucha, tu ternura, tu interioridad, tu fraternidad, tu bondad. Gracias por tu fe inquebrantable, tu entrega incondicional, tu paciencia en los procesos personales, tu esperanza, tu confianza”. “Gracias por tu amor a los jóvenes con quienes fuiste tejiendo la vida: abrías tu corazón en los encuentros personales, te dejabas tocar e involucrar en sus historias, acompañabas haciéndoles sentir a través de tu amor el amor del Señor”. Continúa desde el cielo acompañándonos a todos, a tu querido papá y hermanos, a tus Hermanas FMA, a los jóvenes y a cuantos compartieron contigo la vida, los trabajos, las inquietudes, las dificultades de cada día. Regálanos tu confianza y amor incondicional, tu abandono en las manos del Padre.

La Inspectora
Sor Marta L. Riccioli

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