Aunque dice la canción que veinte años no es nada, los 25 años de presencia salesiana en Manzanillo y los 65 de fundación de la Capilla Don Bosco, no podían pasar por alto. Se celebraron bajo el lema: Misionero de la Alegría, con una misión juvenil, donde la algarabía propia de los niños y jóvenes contagiaron a todos los participantes.
En estos tiempos donde todo el mundo parece vivir rodeado de preocupaciones, era imprescindible recordar la importancia de la alegría en la vida de un cristiano. Pero si se preguntan el por qué de una misión, les comento que nos parecía la mejor manera de vivir un carisma actual, ofreciendo vida nueva y entusiasmo a los adolescentes y jóvenes que están buscando a Dios. También el deseo de encontrarse con las familias de La Capilla, recordar la visita del Papa Francisco a Cuba, compartir este año del Jubileo de la Misericordia, viviendo la alegría del Evangelio y de Don Bosco, mediante nuestra entrega a la iglesia para la salvación de los jóvenes.
Como siempre, al comienzo, se pueden encontrar trabas en cualquier planificación, se había pensado que el grupo de Santiago de Cuba, liderado por el Padre Nabel, fuera el alma de esta misión, pero por los terremotos de estos últimos días no pudieron estar presentes desde el principio. Gracias a Dios en su rebaño no faltan ovejas para llevar a cabo su misión, por eso los adolescentes del campo, que pidieron permiso en sus escuelas, sin perder el entusiasmo dieron comienzo el viernes a la misión puerta a puerta, ofreciendo plegables del Papa Francisco, de las Obras de Misericordia y otro con los detalles de esta misión. La acogida fue muy buena, incluso de practicantes de otras religiones, descubriendo que la diversidad no debe ser obstáculo para compartir el bien.
Luego de la misión puerta a puerta cada día hemos compartido un momento de formación, juegos y oraciones, el viernes se destinó a los jóvenes, el sábado a los adolescentes y el domingo a los niños.
A pesar de que los jóvenes no tuvieron la participación deseada, todos los que fueron disfrutaron de una noche maravillosa, degustamos de un arroz imperial preparado por el grupo del ADMA y Judith, reímos con la animación del aspirante a capuchino Alien y otros jóvenes y compartimos la adoración de nuestro Señor Jesucristo presente en la eucaristía. Una noche para recordarle a los jóvenes y no tan jóvenes que la alegría está presente sobre todo en las cosas simples y los corazones sencillos.
El sábado estuvo fortalecido con la presencia de los Adolescentes de Domingo Savio - ADS. Después de un trabajo grande de misión donde se visitaron 720 personas, en la tarde se realizó un Rally con las obras de misericordia vividas por Don Bosco. Fuimos en diferentes direcciones de la capilla, parecía que el frio de un día lluvioso no dejaba salir a los niños. El equipo que trajera más niños de los alrededores era el ganador y los asombroso fue que los seis equipos volvieron con muchos niños y adolescentes, hasta una cumpleañera con sus amigos, que luego de compartir varias dinámicas decidieron tomarse una foto delante de Don Bosco. La capilla se llenó, hicimos tres grupos, uno de niños, otro de adolescentes y otro de varones que jugaban a la pelota. Después de una buena merienda, rezamos junto a Don Bosco, cantando que es él quien nos lleva a Jesús.
El domingo bien temprano por fin llego el esperado grupo de Santiago de Cuba junto con el padre Nabel, con el que tuvimos la suerte de celebrar una lindísima misa en la iglesia de la Purísma Concepcion. En la misa 25 integrantes del ADMA realizaron juramento…..
Al terminar la misa niños, adolescentes, jóvenes y padres fuimos hacia el estadio de pelota. Realizamos varias dinámicas y canciones donde no faltó la ayuda de nuestros hermanos santiagueros. Luego se formaron varios grupos, que rotaban por las diferentes actividades: salto con suiza, tiro al blanco, la papa caliente, futbol, basquetbol, carrera con obstáculos, entre otras. Una mañana para recordar lo lindo de ser niño y de celebrar la vida con alegría. Al terminar no podía faltar la tan esperada merienda, que compartimos con las anécdotas del padre Navel. Así pusimos fin a tres días intensos, en el que las hermanas y todo su equipo trabajaron hasta el cansancio pero recibieron sus frutos logrando la tan deseada alegría de los misioneros convocados, una verdadera carga espiritual para nuestras vidas.
Por Marla de la Caridad Benitez Acuña
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