El 25 mayo de 2012 en la Casa Inspectorial “Madre Mazzarello” de Córdoba - Argentina, el Señor de la Vida ha llamado para gozar de su eterno gozo a nuestra querida Hermana Lina BARDINI. Nacida en Volpago – Treviso, Italia el 08 de Enero de 1942. Profesa en Funes – Santa Fe el 24 de enero de 1962. Perteneciente a la Inspectoría argentina “Nuestra Sra. del Santo Rosario” – Córdoba.
"Lo que Tú quieras, lo que Tú pidas, lo que Tú sueñes, eso quiero ser, Señor”
En estas palabras escritas por la hermana Lina en la reciente fiesta de la Ascensión, queda plenamente expresada su vida: toda para Dios, totalmente disponible a la misión, entregada a los hermanos, “en camino siempre”.
Lina, la cuarta de 7 hermanos, nació en un hogar de raíces profundamente cristianas, marcado por la vida de fe, el amor, el trabajo y un fuerte sentido de pertenencia eclesial, enriquecido por su participación, desde muy pequeña, en el grupo de la Acción Católica de la parroquia de su pueblo natal.
La difícil situación económica de la pos guerra, motivó a la familia Bardini a buscar nuevos horizontes de futuro. Junto a otros familiares, cuando Lina tenía 8 años, emigraron a la Argentina estableciéndose en la provincia de Mendoza, tierra de viñas, en la que el papá encontró la continuidad de su trabajo. El sueño de dar a los hijos una educación sólida y cristiana, condujo a la pequeña al Colegio María Auxiliadora de Rodeo del Medio. A la sombra del santuario de María, Lina nutrió la devoción mariana que ya cultivaba en el hogar. En ese clima de piedad y alegría, de sencillez y fraternidad, que compartió a diario con las Hermanas como alumna interna, sintió con fuerza el llamado de Dios; recibió la gracia de esa claridad contanto apenas con 11 años. Ese sí, que por primera vez le dijo a Jesús con el candor, el entusiasmo y espontaneidad que la han caracterizado hasta el final, la mantuvo en constante dinamismo a lo largo de su vida, fue su sostén y aliento en los momentos de mayor dificultad.
Ingresa al Aspirantado en Rosario el 12 de diciembre de 1954 y al Noviciado en Funes el 24 de enero de 1959. Dos años después hace su primera Profesión e inicia su camino como Hija de María Auxiliadora en la comunidad de Rosario, donde cursa sus estudios superiores e inicia su labor en medio de las jóvenes. En 1968 es enviada a la Casa de Formación Laura Vicuña donde se desempeña primero como asistente y luego Directora. Allí inicia su primer período en el servicio como Consejera Inspectorial. En 1978 es nombrada Directora del Colegio de Mendoza. Luego, en la Casa de Santa Rosa, se desempeña primero como vicaria y Rectora del colegio, luego como Directora y nuevamente Consejera Inspectorial.
En el año 1989 inicia su servicio como Inspectora en Córdoba. Culminado el sexenio es nombrada inspectora en la nación hermana de Bolivia, donde concluídos los seis años de su mandato asume una nueva misión, la de ser Maestra de Novicias. Sólo un año después es nuevamente nombrada inspectora, para la inspectoría del Perú.
Regresa a su querida inspectoría en el año 2008, a la comunidad de Rodeo del Medio que tanto significó en la historia de su vocación; allí permanece por un año, ya que es nombrada directora de la Comunidad de San Luis.
Celebra en enero del 2011 sus Bodas de Oro bajo el signo de la disponibilidad en la obediencia como peregrina en la fe. Es llamada por la Madre General a asumir la animación de la comunidad de Damasco Hospital, Siria, hacia donde parte en fidelidad a su sí y donde, pocos meses después, inesperadamente la sorprende la enfermedad.
La vida de la Hna. Lina es un largo y fecundo camino en el servicio de la animación y el gobierno en el Instituto; una historia ininterrumpida de entrega y corazón sin fronteras. De escucha profunda y atenta a la persona, de pertenencia activa, dinámica y creativa, dotada de una memoria privilegiada, que puso al servicio de la comunicación asidua y profunda. Su sola presencia tejió la comunión, convocó a la unidad, nos invitó a disfrutar del espíritu de familia que ella supo encarnar. Amó todas las tierras y pueblos a los que la misión la llevó y cosechó profundos afectos que cultivó con corazón universal.
Vivió con intensidad los nueve meses de vida que mediaron entre el regreso a la patria y su pascua. Manifestó en la lucha de este último tiempo su gran amor a la vida, su optimismo y esperanza hasta las últimas horas. Vivió el creciente despojo de sus fuerzas, intimando con Dios en la oración. Cultivó con delicadeza las relaciones fraternas en la comunidad, a la que enriqueció ejemplarmente en la experiencia del dolor y el abandono.
Hna. Lina, quisiéramos seguir escuchando de tu voz nuevos relatos de vida. Hoy, que ya la contemplas con toda su luminosidad. Queremos seguir aprendiendo a caminar a tu lado en la alegría, a entregarnos sin condiciones, a renovar nuestro sí sin temores, testigos de cuánto vale uno solo de nuestros días al servicio del Señor. Intercede, desde la plenitud de tu vocación, para que otras jóvenes escuchen esta misma invitación.
Que el Señor te conceda el Descanso Eterno!
Hna. Ángela B. Paz
Inspectora ARO
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