TESTIGOS Y ANUNCIADORES DE CRISTO EN COMUNIÓN, PARA
QUE EL MUNDO CREA", bajo este lema nos congregamos del 2 al 5 de febrero,
en el complejo deportivo de la Escuela San Jose Maristas, sacerdotes,
religiosas, seminaristas, aspirantes a la vida religiosa, y miembros de los
movimientos laicos de todo Perú.
Contamos con la presencia de obispos ponentes de toda
América, y la construcción de 10 talleres que fortalecieron nuestro ser
discípulos y misioneros.
Días de oración, reflexión, fraternidad, diálogo,
encuentro con el Señor de la vida que nos envía a ser testigos de su
Resurrección no sólo con palabras, sino con nuestra propia vida.
Cf. video
CONCLUSIONES
Provenientes de las diferentes diócesis, parroquias,
Institutos religiosos, seminarios, noviciados de todo el Perú, 453 congresistas
reunidos en el Colegio San José Maristas del Callao del 2 al 5 de Febrero del
2012 participaron en el III Congreso Nacional Misionero para Clero y la Vida
consagrada, organizado por la Comisión Episcopal del Clero, la Comisión
Episcopal de Misiones, la Diócesis del Callao y Obras Misionales Pontificias.
El tema fue: “Auténticos Testigos y anunciadores de
Cristo, en comunión, para que el mundo crea”
El lema: “Ven, escucha, vive y anunciemos juntos a
Cristo”.
El objetivo general: Impulsar la dimensión misionera
del Clero y miembros de la vida consagrada, para que sean auténticos testigos y
anunciadores creíbles en el mundo de hoy. Los grupos de trabajo reflexionaron
entorno a los temas propuestos en el texto base y las ponencias, por los que
hemos llegado a formular la siguiente síntesis, a modo de conclusiones:
1. Nuestra vocación misionera se fundamenta en la
compresión que Jesucristo es el enviado del Padre que a su vez envía. Ser
enviado es asumir nuestra misión con el testimonio de nuestra vida personal
redescubriendo el amor de Dios en un encuentro personal con Cristo vivo a
partir de los acontecimientos que transformaron nuestra vida y que abrieron
nuevos horizontes en nuestra vida misionera.
2. Los desafíos del secularismo deben ser asumidos
pertinentemente para la nueva evangelización por lo que estamos llamados a
vivir radicalmente el mensaje de Jesucristo y hacer más significativa nuestra
presencia y acción en la sociedad y cultura peruanas. Para ello debemos
mostrarnos como testigos desde nuestra identidad de consagrados, de modo que la
autenticidad de nuestra vida, dé credibilidad a nuestro mensaje evangelizador. La
convicción de nuestra vocación y la comunión dentro de las comunidades religiosas
permitirá responder adecuadamente a los desafíos del mundo de hoy.
3. Para hacer eficaz nuestro compromiso misionero
debemos renovar el encuentro personal con Jesucristo, para el cual debemos
potenciar nuestra vida de oración, la práctica continua de la Lectio Divina que
nos ayude a cultivar la santidad por la obediencia y docilidad al Espíritu
Santo, por la coherencia de vida y por el compromiso con el dolor y sufrimiento
de nuestros hermanos. En este camino de santidad, la Palabra de Dios
fortalecida con el pan de la Eucaristía debe ocupar el primer lugar en nuestra
vida, no para saberla solamente sino para asumirla con humildad y constancia.
4. Por nuestra vocación misionera estamos llamados a
ser auténticos testigos de Jesucristo a través de un estilo de vida cristiana,
personal y comunitaria, que pueda calificarse como un anuncio silencioso del
Kerigma, cada uno en su propio estado de vida: como sacerdotes, religiosos,
religiosas y laicos. Para lo cual debemos:
• Retomar conciencia de nuestro bautismo que nos
confiere identidad cristiana.
• Estar abiertos a los impulsos del Espíritu Santo
para renovar nuestros métodos y poder llegar mejor a los jóvenes y personas
alejadas de la fe. Ser más creativos para atraerlos a Jesucristo y dar más
tiempo para este objetivo.
• Insistir en la dimensión contemplativa de la misión
alimentada por la oración para no caer en actitudes incoherentes con nuestro
compromiso de consagrados.
5. Los Sacerdotes, religiosos y religiosas de vida
consagrada estamos llamados a una nueva evangelización misionera que atienda
sectores más necesitados Ad Gentes:
• Donde no hay presencia eclesial tanto en ciudades
como en poblaciones distantes de la costa, sierra y selva.
• Donde las “sectas” u otras iglesias tienen
propuestas atractivas y se encuentran en lugares donde no llegamos o lo hacemos
esporádicamente.
• Donde surgen “nuevas culturas” en las que no está
presente Dios.
• Donde se ha perdido credibilidad por incoherencia en
el testimonio de vida, por falta de vigor y audacia para anunciar el evangelio,
por falta de un trabajo pastoral articulado, por estar ajenos a la religiosidad
del pueblo.
Todas estas situaciones: cuestionan nuestra manera de
ser y testimoniar el evangelio desde nuestro estilo de vida, replantean nuestro
compromiso con el pueblo, nos exige revisar nuestra espiritualidad para hacerla
más encarnada en la Palabra de Dios.
Nos motiva a una nueva evangelización que acoja las
necesidades y esperanzas de nuestras comunidades, ayuda a fortalecer nuestro
compromiso misionero aportando nuestros carismas en espíritu de comunión con la
Iglesia para hacer más digna la vida de todos, nos invita a profundizar la
formación procesual y permanente del clero, la vida religiosa y los laicos y,
nos insta a cultivar una espiritualidad cristiana que nos abra la mirada a la
presencia de Dios en los acontecimientos, las personas y la historia.
6. Los presbíteros y consagrados estamos llamados a
manifestar nuestra identidad misionera viviendo una vida de misión, desde la
cercanía al pobre y al rico de forma permanente, dándole acogida, propiciando
encuentros personales con Dios. La vida consagrada encuentra en la misión Ad
Gentes un campo propicio de entrega abriéndonos y mirando más allá de nuestras
fronteras, saliendo y apoyando a los más necesitados. Evangelizando desde el
carisma propio pero en comunión con la acción misionera de la Iglesia. Compartimos
la preocupación porque la formación misionera sea más integradora y prepare
para un estilo de vida como testigos y anunciadores de Jesucristo en la realidad
de hoy.
7. Hemos reflexionado sobre la necesidad de realizar
una “misión compartida”, en modo particular en las parroquias, en la que
sacerdotes y consagrados/as por nuestra particular vocación debemos ser
“artífices de comunión”. Nos comprometemos a impulsar más el trabajo en equipo,
a consolidar mejor el plan pastoral con apertura a la misión, a integrar mejor
al laico en la misión compartida. Estamos convencidos que si nuestra misión no
nos lleva a ser “artífices de comunión” hemos fallado en nuestra vocación. Debemos
fomentar una Iglesia misionera partiendo desde lo personal, comunitario y
eclesial.
8. Queremos hacer de la Iglesia la casa y escuela de
comunión para poder responder a las profundas esperanzas del mundo y para ser
fieles al designio de Dios. Somos conscientes de la necesidad de la comunión
que se exprese en proyectos comunes, en la apertura a la participación, en la
humildad, caridad y compromiso que implica el trabajo conjunto en el anuncio
del Evangelio y en el esfuerzo integrador y comunitario para formar a nuestros
seminaristas y aspirantes a la vida religiosa en el espíritu de comunión
eclesial, esfuerzo que incorpore e integre la formación misionera del laico.
Callao 5 de febrero del 2012
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Extraído del
informe de la Provincia “Santa Rosa de Lima” (Perú)
ÁMBITO DE MISIONES:
El lema del encuentro fue “Testigos y anunciadores de Cristo, en comunión, para que el mundo crea” y los temas son:
- Jesús es el
enviado que a su vez envía
- Desafíos del mundo de hoy para una
nueva evangelización abierta a la misión ad gentes
- Llamados a renovar el encuentro personal con Jesucristo
- Llamados a ser auténticos testigos de Jesucristo
- Llamados a una Nueva Evangelización Misionera
- Identidad misionera del presbítero y de los consagrados
- Comunión misionera: un llamado a la
comunión eclesial
- Anunciadores en comunión, para que el
mundo crea
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