Hola, mis muy
queridas compañeras de camino en este reto de construir Reino:
A través de esta breve crónica, les quiero contar que estuve celebrando la Navidad en Docordó - litoral Bajo San Juan, Chocó -, junto con dos amigas (Lucía Martínez de Toro y Dora Elsy Salazar Castaño), apoyando al Padre Saúl Palomino Yustti.
Prevaleció la fiesta
en la que se desbordó la alegría, pero acompañada siempre de la reflexión
participativa en torno a por qué estábamos tan felices. Qué implica para
nosotros el hecho de que Jesús hubiese nacido; de que se hubiese hecho el más
pobre entre los pobres; cuál es el valor humano de la pobreza como riqueza en
tanto posibilitadora de la vivencia de los valores que nos propuso Jesús con
su manera sencilla de vivir, con su actuar; cómo Jesús nunca invitó a la
resignación y nunca secundó el sufrimiento de las personas frente a las
carencias que les impedían un vivir con dignidad, con calidad, sino que mitigó
el hambre de las multitudes, alcahueteó el mejor vino en Caná para que siguiera
la fiesta, curó los leprosos, los ciegos y los paralíticos, resucitó a Lázaro
ante la angustia de sus hermanas Marta y María, impidió que la mujer adultera
fuese apedreada, enjuiciada, todo ello para expresarnos que Dios Padre nos creó
a todos para la felicidad pero que esta no se halla en el tener y acumular sino
en el ser solidario, misericordioso, laborioso y en el relacionarse y
compartir.
Todo el tiempo
estuvimos festejando, arrullando a Jesús con villancicos nativos, jugando,
elaborando adornos para decorar el templo y las casas. Con un poco de
A.C.P.M. del que disponía el caserío para el alumbrado nocturno, gracias a una
pequeña planta generadora de electricidad, entre las 6 p.m. y las 9 p.m., vimos
películas infantiles. Como el juego que más divierte a los pobladores es
el dominó, les elaboramos unos dominóes con figuras alegóricas a las
decoraciones navideñas. Se sintieron amados por Dios a través de nuestro
cariño y nuestra ternura para con ellos, al tiempo que nosotros también nos sentimos
amadas por el Señor en la medida en que fuimos acogidas y nos compartieron sus
casas, sus alimentos, su alegría, su espiritualidad, su folklore y sus
compañías.
Como este año no hubo
presencia de ninguna comunidad religiosa ni de seminaristas para apoyar el
trabajo de pastoral en la parroquia y sus caseríos están tan distantes unos de
otros y a ellos sólo se puede llegar en lancha después de horas de navegación,
no pudimos repartirnos por caserío para permanecer en él todo el tiempo pero sí
animamos la Navidad en 6 caseríos distintos que logramos visitar (Isla de Mono,
García Gómez, “El Choncho”, Carrá, Pichimá y Charambirá).
Beatriz Eugenia
Jaramillo de González
Inspectoría “Santa
Maria Mazzarello” - Medellín (Colombia)
Fonte: Boletin No
2 – marzo 2012
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