17 novembre 2018

Dall'Ispettoria Ss. Salvatore (Tegucigalpa - Centro America)

Signo profético…
Sor Aguilar María Alma

Cuando se me pidió venir a Petén y realizar junto a otra hermana, un proceso de discernimiento para fundar una obra en ese lugar, sentí además del entusiasmo, muchísima responsabilidad y hasta miedo, no solo no sabía cómo hacerlo, sino al asumirlo sabía lo que esto significaba para la Provincia y para estas tierras, que son tierra de misión, sin clero local, con una población, plurietnica y selva.
Ahora, siete meses después, lo que experimento en mi corazón es: bendición y gratitud, profunda humanidad y espiritualidad, esperanza y entusiasmo misionero, fuerte sentido de Iglesia e Instituto. Nunca me imaginé que sería todo eso y más…
Petén es el departamento más grande de Guatemala, posee la segunda reserva ecológica de América, después del Amazonas, nuestra parroquia, con un solo sacerdote, el párroco: Padre Filomeno Ceja, comboniano, es una de las más grandes con 180 comunidades. El Padre logra atender a 140, de las cuales a nosotras nos ha confiado 40 para atender pastoralmente.
Nuestra zona se llama pastoralmente Chacté, como la Aldea sede, en la cual vivimos, en torno a la cual se ubican las 39 aldeas restantes, la población está integrada en un 80% por maya Qéqchí, 15% por castellanos y un 5% por otros grupos maya (Mopanes, Quiches, etc). Petén como nuestra aldea, ha sido poblado por guatemaltecos de todos lados, que huyendo de la violencia (guerra civil de los 80’ o las extorsiones), buscando mejores condiciones de vida, o por desalojos llegaron a este lugar. En su gran mayoría son agricultores o trabajan para los grandes terratenientes del lugar.
Pastoralmente nuestra zona está organizada en cuatro centros, en los cuales hay un “hermano mayor,” un responsable y pastor de cada centro, un cuasi párroco que no solo vela por la vida cristiana, sino por el desarrollo de sus comunidades. En nuestra parroquia hay aproximadamente: unas 600 comunidades de base, llamadas PECOMIS (pequeñas comunidades misioneras), unos 400 ministros de la Eucaristía, unos 300 catequistas de la Palabra, (predicadores en la celebraciones de la Palabra, porque la Misa es una vez al mes, cada dos o tres meses) 200 catequistas de niños castellanos y unos 400 catequistas ´Q´eqchi´s.
Es una Iglesia laical, muy viva, el Párroco organiza para todos dos veces al año formación, sin embargo no todos pueden llegar por las distancias o por el dinero, hay comunidades en las cuales para llegar se necesita dos horas en carro y dos horas a caballo, otras son tres horas de pie para llegar y otra tres horas para regresar.
El proceso de discernimiento ha sido y es la propuesta de vivir como Jesús desde la lógica de la Encarnación, desde la Pastoral de la Cercanía y del encuentro, de las puertas abiertas y la ternura.
En este proceso, nuestro párroco, nos ha ayudado mucho, al iniciar el camino, nos sugería cual pastor y hermano, lo que el mismo Jesús había hecho: observar, conocer, compartir, estar, “gastar tiempo con la gente”, ir “timil timil” (1) no tener prisa, y gozar, ser uno más de ellos… en nuestra mentalidad y estilo de ser, que todo creemos conocer y saber, era un vuelco… siempre creemos saber lo que se necesita y lo que falta, sin ni siquiera a veces preguntar.
Ha sido para nosotros entrar en el corazón de nuestros hermanos, a pie descalzo, y con las manos vacías, compartiendo con sencillez sus vidas y pobrezas, sus costumbres y sus problemas, visitando sus casas y las aldeas vecinas, participando a sus celebraciones, descubriendo la belleza de la humanidad y espiritualidad que se esconde en el cotidiano y en la vida compartida, en quien le falta mucho y al mismo tiempo lo tiene todo.
No nos han hecho faltar nada, su testimonio de generosidad, de fraternidad y fe, no solo nos han sacudido sino que nos ha evangelizado y desafiado nuestra propia vida de fe, de entrega a Dios, comunidad y misión, nos han hecho más ligero no solo el equipaje, sino la vida y el corazón, somos sus hermanas y ellos son nuestros hermanos, hemos visto a Dios, habitar en sus casas y en medio de su dolor, de su sonrisa y de su compromiso.
Antes de, ofrecer, hemos visto su belleza y riqueza, compartiendo su vida, hemos visto lo que realmente necesitan y lo que ellos nos ofrecen, así como vamos reflexionando junto al Consejo Provincial lo que nosotros como Instituto podemos ofrecer, y al constatar lo que como Iglesia se ha hecho y falta por hacer, hemos compartido inquietudes, trabajo y sueños con otros religiosos y laicos comprometidos con el Reino de Dios, asumiendo que nuestra misión es y será en Iglesia.
En mis años de vida religiosa, es la primera vez que creo que hacemos una fundación así, no llevando nuestra propuesta “prefabricada,” sino conviviendo como Jesús lo hizo en su vida oculta, conviviendo y sintiendo profundamente con la gente, descubriendo a Dios que ya está presente entre ellos, antes de predicarles. Es una experiencia que nos cambia no solo a nosotras, sino a la provincia, porque no hace volver al Evangelio, a Mornés, nos hace vivir en Salida. Una experiencia que nos ayudará a compartir con los laicos del lugar y las jóvenes misioneras de nuestras obras la opción por Jesús y su Reino.
Podemos, colaborar en la formación catequística, en la Pastoral juvenil y en la Pastoral de la mujer, pero más significativa será nuestra presencia sencilla, fraterna, de puertas corazón abierto que acoge a todo el que toca la puerta, al que encuentra en el camino, o va visitar, hermanas apasionadas por Jesús y por la gente, con una sonrisa y mano abierta.
Cuando hablamos de Signo profético… es algo que nos evoca una realidad mayor de la que vemos, que para nosotros Cristianos, es evocar y hacer presente a Jesús y su Reino, con gestos, palabra y sobretodo con una vida, que hable de Dios y su ternura, sin duda creo que esto lo que estamos viviendo y estamos llamadas a vivir en este lugar.

(1) Timil en el idioma Q´eqchi´significa despacio, despacio…




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