18 febbraio 2017

Mi breve biografía y experiencias de vida religiosa como misionera

Yo, Sor Rita Zar Chi Lwin, nací el 24 de abril de 1984 en Myanmar. Fui bautizada el 27 de abril de ese mismo año. Soy la sexta de 7 hermanos, hijos de padres piadosos. Especialmente mi papá se ocupó siempre de nuestra educación, tanto del alma como de la mente.
Mi vocación comenzó cuando tenía 6 años e iba al Jardín de Infantes del Convento de las Hermanas Franciscanas de mi aldea (Chantha Ywa). Yo tenía muchas llagas pequeñas en las piernas y, cada tarde, cuando terminábamos las clases, Sor Mary Mang - una Hermana Franciscana -, me llevaba a la Enfermería, me las lavaba, me ponía un polvo blanco y me llevaba a casa. Empecé a tener un gran deseo de hacerme Hermana para hacer actos de caridad a otros como esa Hermana.
A los 13 años, mi prima Sor María Goretti Thu Zar Aung - que era Salesiana -, vino a visitar a mi familia y me invitó a unirme a la Congregación. Fue a los 17 años, cuando terminé la Escuela Secundaria, que pedí permiso a mis padres para entrar en la Congregación. Mi padre estaba feliz y me lo permitió con mucha alegría, pero mi madre quería que primero estudiara en la Universidad porque, según su parecer, yo todavía era joven. Yo estaba tan ansiosa por entrar, que encontré un motivo para ir a lo de las Hermanas Salesianas: había un Campamento Vocacional de 3 días. Mi madre me permitió ir y mi padre y mi Hermana me acompañaron a Anisakan, que distaba 9 horas de bus. El tercer día, le dije a mi padre: “Papá, yo quiero entrar en la Congregación ahora, no puedo esperar a que termine la Universidad y no regresaré a casa. Si yo vuelvo, mamá no me permitirá venir aquí. Por favor, mandáme mi ropa por medio de mi hermana”. Mi papá estaba feliz por esta decisión.
Durante el Segundo año del Noviciado, me surgió el deseo de ser misionera porque me atraía la vida y la misión de la Beata María Romero pero no se lo dije a nadie. Después de 4 años de Formación Inicial, hice mi primera Profesión Religiosa el 13 de mayo del 2006 junto a tres compañeras y, mis Votos Perpetuos, el 13 de mayo del 2012. Antes de hacerlos experimenté nuevamente la atracción por la vida y la misión de la Beata María Troncatti (una gran misionera en Ecuador). Entonces, expresé mi deseo a mi Superiora, a mi Provincial y, escribí una petición a la Madre General Yvonne Reungout. Estuve un año en Camboya para hacer una experiencia de misión con Hermanas misioneras provenientes de diferentes países. Durante estos 9 años de vida religiosa, trabajé como asistente de pupilas y en un Centro Profesional para chicas, como Catequista y Profesora de Formación Humana y de Economía Doméstica.
Después de un año de estar en Camboya, hice un curso anual de formación para ser misionera. Casi al fin de ese año, hice el discernimiento para el destino de mi misión ad gentes junto con la Madre Yvonne. Éramos 6 Hermanas las que nos postulábamos y había 9 lugares que tenían necesidad de misioneras. Antes, yo siempre había soñado con África pero, África no estaba en la lista. Tierra del Fuego estaba en la lista pero todas preferían ir a países con un clima normal.
En el caso de Tierra del Fuego, todas tenían miedo del frío excesivo. Yo también tenía miedo. Pero sentí que, a pesar de que el clima fuera fuerte, la misión y la necesidad estaban allí. Entonces, empecé a buscar en internet información sobre el clima, la cultura y la gente de Tierra del Fuego. Era cierto que el clima era fuerte. Pero al día siguiente, durante la Meditación, recibí una luz a través del mensaje del Evangelio que me decía que no me preocupara, que la gracia de Dios estaría conmigo y en la misión donde fuera. Bajo esta luz del Espíritu Santo y por la gracia y fuerza de Dios, dije “SÍ” y abracé la misión en Tierra del Fuego.
El 4 de Julio del 2016 llegué a Buenos Aires, Argentina. Estudié intensamente la lengua “Castellana” durante 6 meses. No fue fácil estudiar una lengua que es totalmente diferente de la mía. Pero estudié bien y con entusiasmo y convicción. Finalmente, el 14 de enero del 2017 llegué a mi tierra de misión: Río Grande, Tierra del Fuego, con un grupo misionero de Hermanas. Durante una semana misionamos en la zona de la Capilla de Guadalupe en la Margen Sur de Río Grande. Algunas Hermanas, jóvenes y mamás, visitaron las casas de alrededor de la Capilla, bendiciendo y dando palabras de aliento. A través de estos pequeños gestos ellas mostraban interés, cercanía, amor y cuidados por la gente. Yo estaba en el Oratorio con Sor Jenny y algunos jóvenes. Cada día, venían al Oratorio alrededor de 20 chicos. Jugábamos con ellos al fútbol y a muchas otros juegos aunque hubiera viento fuerte y lluvia. Sor Jenny les daba una breve Catequesis y yo les enseñaba algunas manualidades. Los niños son de familias pobres pero ricos en interés para conocer y aprender sobre Dios, las virtudes y las artes manuales.
Estoy muy feliz de tener el gusto por esta clase de misión entre los pobres y la gente necesitada. Me di cuenta de que esta gente necesita amor, cuidados y guía. Creo que el plan que Dios tiene para mí y para todos nosotros es más bello que nuestro propio plan o deseo. Estoy dispuesta a sumergirme en su plan con la certeza de su gracia y guía.










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